Fe: es la virtud teologal por la que creemos en Dios y en todo lo que Él nos ha revelado, y que la Iglesia nos propone creer, dado que Dios es la Verdad misma. Por la fe, el hombre se abandona libremente a Dios; por ello, el que cree trata de conocer y hacer la voluntad de Dios, ya que «la fe actúa por la caridad».
Esperanza: Es la virtud teologal por la que deseamos y esperamos de Dios la vida eterna como nuestra felicidad, confiando en las promesas de Cristo, y apoyándonos en la ayuda de la gracia del Espíritu Santo para merecerla y perseverar hasta el fin de nuestra vida terrena.
Caridad: Es la virtud teologal por la cual amamos a Dios sobre todas las cosas y a nuestro prójimo como a nosotros mismos por amor a Dios. Jesús hace de ella el mandamiento nuevo, la plenitud de la Ley. Ella es «el vínculo de la perfección» (Col 3, 14) y el fundamento de las demás virtudes, a las que anima, inspira y ordena: sin ella «no soy nada» y «nada me aprovecha» (1 Co 13, 2-3).
Prudencia: Dispone la razón a discernir, en cada circunstancia, nuestro verdadero bien y a elegir los medios adecuados para realizarlo.
Justicia: Consiste en la constante y firme voluntad de dar a los demás lo que les es debido.
Templanza: Modera la atracción de los placeres, asegura el dominio de la voluntad sobre los instintos y procura el equilibrio en el uso de los bienes creados.
Lealtad: compromiso con nuestros clientes, con la empresa, sus valores y sus proyectos.
Responsabilidad: estamos comprometidos con esfuerzo y dedicación en cumplir a tiempo la entrega de nuestros productos y asesorías que sean requeridos.
Compromiso: escuchar las necesidades de nuestros clientes, proveedores, distribuidores y equipo de trabajo para llegar a la mejora constante de nuestros productos.
Trabajo en equipo: Unir esfuerzos, experiencias e ideas para alcanzar la máxima capacidad en nuestros objetivos. Honestidad: Crear, actuar y trabajar con rectitud y congruencia.
Nuestra Esencia
Somos una empresa integrada por miembros que temen y aman a Dios. Cada colaborador dentro de MACRISA, tiene plena conciencia y coherencia sobre la virtud, que no es otra cosa que la disposición habitual de hacer el bien:
La práctica de las virtudes humanas son perfecciones habituales y estables del entendimiento y de la voluntad, que regulan nuestros actos y guían nuestra conducta en conformidad con la razón y la Fe.
“El fin de la vida virtuosa consiste en llegar a ser semejante a Dios”